El pasado domingo vi el excelente documental de Jordi Évole ‘Eso que tú me das’. Ver de nuevo a Pau Donés en sus últimos días antes de morir fue impactante por su aspecto físico, pero sobre todo emocionante por ver sus ganas de vivir pese a ser consciente de lo poquito que le quedaba.
Su música me ha acompañado desde la adolescencia. A momentos vibré con ‘La flaca’, me identifiqué con ‘Agua’ y relativicé con ‘Depende’. Años después, me impresionó su sinceridad al declarar que tenía cáncer y que estaba dispuesto a plantarle cara . Y lo hizo hasta que el cáncer pudo con él. Pero hasta que ese momento llegó se entregó a luchar por dar mayor visibilidad al cáncer y a reclamar y ayudar a obtener fondos para la investigación del mismo.
Así, persona y música, o música y persona, que creo que en el caso de Pau Donés son indisolubles, siempre han formado parte de mi vida. Por eso, cuando en el reportaje pedía una prórroga a la vida, yo, como otros muchos creo, daría un trocito de la mía para que él la hubiera tenido. Por el ejemplo de vida que nos da pese a no estar. Gracias, Pau Donés.